jueves, 26 de junio de 2014

Poder y violencia en La paz perpetua

En esta entrada vamos a analizar los temas de la violencia y el poder reflejados en la obra La paz perpetua de Juan Mayorga.

Para comenzar, diremos que nos encontramos ante una de las obras más polémicas y exitosas de los últimos tiempos. Trata de tres perros (Odín, Enmanuel y John-John) que están compitiéndo para conseguir el collar blanco y trabajar como perro antiterrorista de élite. Son evaluados por los personajes: Ser Humano y por Casius (un perro veterano).


Según palabras del propio autor, el personaje del Ser Humano considera la tortura como un mal necesario. Esto significa la aceptación de que haya funcionarios de la tortura en primer lugar, y en segundo lugar, la posibilidad de tratar al ser humano como medio, como mero cuerpo. Esta obra propondría una doble alegoría: los perros humanizados actúan como podría hacerlo distintas fracciones de nuestra sociedad a la vez que el sospechoso que va a ser torturado es tratado como un perro, como un mero cuerpo.
Humano: “...¿Recuerda como empieza La paz perpetua? Un cementerio es el único lugar que garantiza la paz perpetua. (...)”

Juan Mayorga hace en esta obra una gran crítica a la falta de reflexión y diálogo. Invita a la reflexión, para que el lector descubra que está muy manipulado políticamente, y que sin capacidad crítica, no somos los dueños de nuestras acciones, pues hacemos lo que quieren que hagamos,
al igual que estos perros, que se ven imposibilitados de realizar algo que no le enseñaron.
Si te llaman insecto y te tratan como a un insecto, acabas siendo un insecto”.

La paz perpetua abre el debate que sitúa al terrorismo como la mayor amenaza para preservar los valores del sistema democrático y lo que nos aleja de la posibilidad de disfrutar de la paz utópica soñada por Kant.


El poder estaría representado en esta obra por el Ser Humano y Casius, quien debe elegir a uno de los tres perros para darle el collar blanco y nombrarlo antiterrorista de élite:
Casius: “...Solo uno es el mejor...”

Vemos cómo la acción de los perros se ve modificada por el Ser Humano en acotaciones como la siguiente:
Van a pelear. El Humano los separa echándoles carne.

El Humano manipula la conducta de los perros, por ejemplo jugando con los sentimientos de Enmanuel al final de la obra, cuando este decide optar por el diálogo y no por la lucha:
Humano: “Hay vidas en juego. ¿Cuántas está dispuesto a sacrificar a sus palabras? Inocentes como Isabel. Isabel estaría viva si hubiéramos sabido que aquella bomba estaba allí, esperándola. Usted no vio la bomba a tiempo...

En este fragmento vemos cómo el Humano se dirige a Enmanuel para provocar una reacción en él. Para enfadarlo haciéndole recordar la muerte de su antigua dueña y haciéndole a él culpable del suceso, que no pudo evitar.
Esto es un acto de violencia muy fuerte. Se hace ver que la culpa no es del terrorista, sino de Enmanuel por no haberlo podido evitar. Y este, quizás, como muchos, crea en su culpabilidad debido a la incapacidad crítica con que lo han adiestrado.

Odín también ejerce poder. Lo vemos en los siguientes ejemplos donde intenta llevarse bien con sus oponentes hablando mal de ellos a escondidas. Y provocando que los otros dos perros se peleen, para así salir él victorioso y recibir el collar blanco.
Él lo único que busca es beneficiarse y para ello, hace lo que haga falta:
Odín: “Ese chico, ¿no es un poco raro? ¿Qué clase de perro es?...”
Enmanuel: “Y habla como un dogo”
Odín: “Me dan grima esos bichos de laboratorio. No se dónde vamos a parar.”
(Aquí Odín incita a Enmanuel a criticar de John-John, rival que consideran muy fuerte).

Odín escucha la música de los auriculares de John-John y suenan ambulancias, explosiones, gritos... Es una música violenta.

Destacamos el siguiente fragmento, donde vemos la visión violenta de las manifestaciones que enseñan a John-John en el colegio:
John-John: “Lección cuarenta y uno: “Una manifestación mal resuelta / bien se convierte en revuelta”
En su colegio, que representa el sistema político actual, lo enseñaron a cohibir la libertad de expresión y de pensamiento. Le enseñaron a ver violencia donde no la había. A no llorar ni tener miedo.
Es deshumanizar al ser humano y hacer que este no sienta ni piense. Es convertir en “perros” a los hombres, tratándolos como perros.

Odín enseña a desconfiar de los demás. Inculca que cada uno mira por lo suyo. Refleja en cierto modo el egoísmo:
Odín: “Aquí todo es muy distinto, ¿verdad? Aquí no puedes confiar en nadie...”

También nos llama la atención la violencia que ejerce Odín en los otros perros, por ejemplo cuando invita a John-John a seguir su instinto y matar si su instinto se lo pide. Para manipularlo lo premia y lo piropea, diciéndole cosas como:
Odín: “No olvides que eres perro listo...”
La existencia de Dios se cuestiona en esta obra con numerosas citas de Pascual. La reflexión a la que llegan los perros es que lo mejor es siempre creer en su existencia, porque si piensas que no y existe, vas al infierno. Y si piensas que no y no existe, todos irían al infierno igualmente. Por lo tanto, no nos dan mucha opción a elegir libremente, pues las respuestas están condicionadas.
Además, se explica que si eres inteligente, debes creer en su existencia, por lo que hemos explicado. (Obliga a pensar en la existencia, porque de lo contrario no eres inteligente).

Odín dice cosas como: “Te ha liado. Te has dejado liar.” cuando ve que sus compañeros no hacen lo que él quiere que hagan.

Los perros (sociedad) frente a los seres humanos (políticos), no tienen patria, no están en ningún lado. Son manipulados por las “palabras” de los humanos.

Enmanuel es menos “humano” que Odín:
Enmanuel: “Si hubieses visto la sangre de los inocentes, no hablarías como hablas”
Odín: “No conozco a nadie inocente”
Enmanuel: “Eres un cínico. (...)”

Odín provoca malas acciones en los otros perros para que todos vean un ataque de ira, y usarlo en su contra.

Odín aprendió en la calle. Aprendió a diferenciar a los tipos de personas. Es movido por su interés, que ejerce un gran poder en esta obra, al igual que el Humano:
Odín: “Nunca me han echado de ningún sitio. Siempre me muevo yo.”
Casius: “¿Hacía dónde?”
Odín: “Siempre la misma dirección: mi bienestar”.

Odín nos explica, que existen los hombres malos, debido a que hay otros que viven como perros. En la sociedad están los que manipulan, y los que se dejan manipular. Y esto es lo que pretende hacer reflexionar en esta obra, que para ser de los que no se dejan manipular ni manipulan, hay que pensar y desarrollar capacidad crítica.
John-John: “En esta vida tienes que ser amenzante para que no te amenacen a ti...”


Odín cree que ser amo es mejor que ser perro, por eso desea el trabajo, pero está equivocado. Ser amo está tan mal como ser perro.
Si los que nos manipulan tuviesen capacidad crítica y pensaran, no nos habrían llevado a esta situación tan caótica en la que vivimos.

John-John piensa que está incapacitado para hacer algo que no es para lo que está preparado, para lo que lo han enseñado.
Esto también es producto de los “humanos”, que cada vez exigen más para dar un título, o un puesto de trabajo. Para que los “perros” sientan que no valen nada, que frente a otros, en la competencia que están haciendo de la vida, se vean como perdedores de antemano.

Para terminar, podemos decir que en esta obra, el terrorismo es un tema principal, que se repite continuamente y que junto a otros temas como la manipulación a la que la sociedad está sometida, el sentimiento de inferioridad de los “perros”, los actos impropios como el engaño y la lucha, la incapacidad de dialogar... es un tema violento cuya finalidad recae en hacer reflexionar.

Referencia bibliográfica

Imágenes





Contenido
Lectura realizada: MAYORGA, Juan: La paz perpetua, Introducción de Manuel Barrera Benítez. KRK Ediciones a escena, Oviedo, 2009.

Información obtenida de Internet, mediante la dirección web: http://www.nuvol.com/entrevistes/juan-mayorga-necesitamos-construir-un-personaje-para-vivir/ Fecha de consulta: 26/05/2014


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