En esta entrada vamos a analizar los
temas de la violencia y el poder reflejados en la obra La paz
perpetua de Juan Mayorga.
Para comenzar, diremos que nos
encontramos ante una de las obras más polémicas y exitosas de los
últimos tiempos. Trata de tres perros (Odín, Enmanuel y John-John)
que están compitiéndo para conseguir el collar blanco y trabajar
como perro antiterrorista de élite. Son evaluados por los personajes: Ser Humano y
por Casius (un perro veterano).
Según palabras del propio autor, el
personaje del Ser Humano considera la tortura como un mal necesario.
Esto significa la aceptación de que haya funcionarios de la tortura
en primer lugar, y en segundo lugar, la posibilidad de tratar al ser
humano como medio, como mero cuerpo. Esta obra propondría una doble
alegoría: los perros humanizados actúan como podría hacerlo
distintas fracciones de nuestra sociedad a la vez que el sospechoso
que va a ser torturado es tratado como un perro, como un mero
cuerpo.
Humano: “...¿Recuerda como
empieza La paz perpetua? Un cementerio es el único lugar que
garantiza la paz perpetua. (...)”
Juan Mayorga hace en esta obra una gran
crítica a la falta de reflexión y diálogo. Invita a la reflexión,
para que el lector descubra que está muy manipulado políticamente,
y que sin capacidad crítica, no somos los dueños de nuestras
acciones, pues hacemos lo que quieren que hagamos,
al igual que estos perros, que se ven
imposibilitados de realizar algo que no le enseñaron.
“Si te llaman insecto y te tratan
como a un insecto, acabas siendo un insecto”.
La paz perpetua abre
el debate que sitúa al terrorismo como la mayor amenaza para
preservar los valores del sistema democrático y lo que nos aleja de
la posibilidad de disfrutar de la paz utópica soñada por Kant.
El poder estaría
representado en esta obra por el Ser Humano y Casius, quien debe
elegir a uno de los tres perros para darle el collar blanco y
nombrarlo antiterrorista de élite:
Casius: “...Solo uno es el
mejor...”
Vemos cómo la
acción de los perros se ve modificada por el Ser Humano en
acotaciones como la siguiente:
Van a pelear. El Humano los separa
echándoles carne.
El
Humano manipula la conducta de los perros, por ejemplo jugando con
los sentimientos de Enmanuel al final de la obra, cuando este decide
optar por el diálogo y no por la lucha:
Humano: “Hay vidas en juego.
¿Cuántas está dispuesto a sacrificar a sus palabras? Inocentes
como Isabel. Isabel estaría viva si hubiéramos sabido que aquella
bomba estaba allí, esperándola. Usted no vio la bomba a tiempo...
En este fragmento
vemos cómo el Humano se dirige a Enmanuel para provocar una reacción
en él. Para enfadarlo haciéndole recordar la muerte de su antigua
dueña y haciéndole a él culpable del suceso, que no pudo evitar.
Esto es un acto de
violencia muy fuerte. Se hace ver que la culpa no es del terrorista, sino de Enmanuel
por no haberlo podido evitar. Y este, quizás, como muchos, crea en
su culpabilidad debido a la incapacidad crítica con que lo han
adiestrado.
Odín también
ejerce poder. Lo vemos en los siguientes ejemplos donde intenta
llevarse bien con sus oponentes hablando mal de ellos a escondidas. Y
provocando que los otros dos perros se peleen, para así salir él
victorioso y recibir el collar blanco.
Él lo único que
busca es beneficiarse y para ello, hace lo que haga falta:
Odín: “Ese chico, ¿no es un poco
raro? ¿Qué clase de perro es?...”
Enmanuel: “Y habla como un dogo”
…
Odín: “Me dan grima esos bichos
de laboratorio. No se dónde vamos a parar.”
(Aquí Odín incita
a Enmanuel a criticar de John-John, rival que consideran muy fuerte).
Odín escucha la
música de los auriculares de John-John y suenan ambulancias,
explosiones, gritos... Es una música violenta.
Destacamos el
siguiente fragmento, donde vemos la visión violenta de las
manifestaciones que enseñan a John-John en el colegio:
John-John: “Lección cuarenta y
uno: “Una manifestación mal resuelta / bien se convierte en
revuelta”
En su colegio, que
representa el sistema político actual, lo enseñaron a cohibir la
libertad de expresión y de pensamiento. Le enseñaron a ver
violencia donde no la había. A no llorar ni tener miedo.
Es deshumanizar al
ser humano y hacer que este no sienta ni piense. Es convertir en
“perros” a los hombres, tratándolos como perros.
Odín enseña a
desconfiar de los demás. Inculca que cada uno mira por lo suyo.
Refleja en cierto modo el egoísmo:
Odín: “Aquí todo es muy
distinto, ¿verdad? Aquí no puedes confiar en nadie...”
También nos llama
la atención la violencia que ejerce Odín en los otros perros, por
ejemplo cuando invita a John-John a seguir su instinto y matar si su
instinto se lo pide. Para manipularlo lo premia y lo piropea,
diciéndole cosas como:
Odín: “No olvides que eres perro
listo...”
La existencia de
Dios se cuestiona en esta obra con numerosas citas de Pascual. La
reflexión a la que llegan los perros es que lo mejor es siempre
creer en su existencia, porque si piensas que no y existe, vas al
infierno. Y si piensas que no y no existe, todos irían al infierno
igualmente. Por lo tanto, no nos dan mucha opción a elegir
libremente, pues las respuestas están condicionadas.
Además, se explica
que si eres inteligente, debes creer en su existencia, por lo que
hemos explicado. (Obliga a pensar en la existencia, porque de lo contrario no eres inteligente).
Odín dice cosas
como: “Te ha liado. Te has dejado liar.” cuando ve que sus
compañeros no hacen lo que él quiere que hagan.
Los perros
(sociedad) frente a los seres humanos (políticos), no tienen patria,
no están en ningún lado. Son manipulados por las “palabras” de
los humanos.
Enmanuel es menos
“humano” que Odín:
Enmanuel: “Si hubieses visto la
sangre de los inocentes, no hablarías como hablas”
Odín: “No conozco a nadie
inocente”
Enmanuel: “Eres un cínico. (...)”
Odín provoca malas
acciones en los otros perros para que todos vean un ataque de ira, y
usarlo en su contra.
Odín aprendió en
la calle. Aprendió a diferenciar a los tipos de personas. Es movido
por su interés, que ejerce un gran poder en esta obra, al igual que el Humano:
Odín: “Nunca me han echado de
ningún sitio. Siempre me muevo yo.”
Casius: “¿Hacía dónde?”
Odín: “Siempre la misma
dirección: mi bienestar”.
Odín nos explica,
que existen los hombres malos, debido a que hay otros que viven como
perros. En la sociedad están los que manipulan, y los que se dejan
manipular. Y esto es lo que pretende hacer reflexionar en esta obra,
que para ser de los que no se dejan manipular ni manipulan, hay que
pensar y desarrollar capacidad crítica.
John-John: “En esta vida tienes
que ser amenzante para que no te amenacen a ti...”
Odín cree que ser
amo es mejor que ser perro, por eso desea el trabajo, pero está
equivocado. Ser amo está tan mal como ser perro.
Si los que nos
manipulan tuviesen capacidad crítica y pensaran, no nos habrían
llevado a esta situación tan caótica en la que vivimos.
John-John piensa
que está incapacitado para hacer algo que no es para lo que está
preparado, para lo que lo han enseñado.
Esto también es
producto de los “humanos”, que cada vez exigen más para dar un
título, o un puesto de trabajo. Para que los “perros” sientan
que no valen nada, que frente a otros, en la competencia que están
haciendo de la vida, se vean como perdedores de antemano.
Para terminar,
podemos decir que en esta obra, el terrorismo es un tema principal,
que se repite continuamente y que junto a otros temas como la
manipulación a la que la sociedad está sometida, el sentimiento de
inferioridad de los “perros”, los actos impropios como el engaño
y la lucha, la incapacidad de dialogar... es un tema violento cuya finalidad recae en hacer reflexionar.
Referencia bibliográfica
Imágenes
Contenido
Lectura
realizada: MAYORGA, Juan: La paz perpetua, Introducción
de Manuel Barrera Benítez. KRK Ediciones a escena, Oviedo, 2009.
Información
obtenida de Internet, mediante la dirección
web: http://www.nuvol.com/entrevistes/juan-mayorga-necesitamos-construir-un-personaje-para-vivir/ Fecha
de consulta: 26/05/2014
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